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La pérdida auditiva es mucho más que dejar de oír, pues es importante conocer, que si bien, los oídos son la puerta de entrada al mundo sonoro, detrás de ellos existe un sistema que se encarga de recepcionar, reconocer, filtrar y procesar la información.
Una vez ocurren estos procesos, los estímulos auditivos, que pueden ser sonidos, palabras o música, llegan a un destino final: el cerebro, es por ello que podemos afirmar con  veracidad que oímos con el cerebro y NO con los oídos.

Oír en sí, es complejo, pues tiene muchas variables, como por ejemplo:

Cuando una pérdida auditiva está instaurada y es diagnosticada, afirmamos con frecuencia que tenemos dificultad desde hace un corto tiempo, 1 o 2 años, cuando en realidad, la deficiencia puede llevar en evolución hace 8 o 10 años, ya que en los primeros estudios la disminución auditiva no es perceptible.
Al dejar de oír durante tanto tiempo, es nuestro cerebro quien se ve altamente alterado y afectado, pues sufre la deprivación de sonidos, palabras o música y por ende los olvida, en otras palabras nos acostumbramos a dejar de oír.

La presencia de pérdida auditiva, implica una reorganización neuronal y cerebral,  en donde frecuentemente vemos que las áreas cerebrales auditivas, olvidan su función y  empiezan a trabajar para los estímulos visuales, más no, para los auditivos, pues en estos casos de pérdidas severas acudimos a obtener información visual más no, auditiva.

Al iniciar la rehabilitación auditiva con un audífono o dispositivo medico auditivo, facilitamos el ingreso del sonido, superando la barrera de la hipoacusia o pérdida auditiva, pero vale la pena preguntarse ¿Qué ocurre con todos los cambios generados como consecuencia de la disminución auditiva?

¿Se revierten?

La respuesta es: adquirir el audífono es el  primer paso y es la manera adecuada de reactivar el sistema auditivo, pero es importante hacer en simultaneo, un entrenamiento auditivo. Con el objetivo que el procesamiento auditivo y la red neuronal, sufran una reorganización, con el nuevo dispositivo. Dicho entrenamiento debe estar a cargo de un clínico experto, especialista en audiología.

Realizar un entrenamiento auditivo con la amplificación auditiva,  es el camino para obtener mejores y grandes resultados, de lo contrario, es posible que el paciente presente frecuentemente una queja de estar oyendo más, pero no estar entendiendo.
El 50% del tratamiento está a cargo del profesional, quien hace una selección del dispositivo adecuado, el modelo y la tecnología acorde con cada caso y el otro 50 % recae sobre el usuario  de la prótesis auditiva, quien debe:

1. Usar el audífono mínimo 8 horas al día.
2. Aprender acerca del manejo y los cuidados del audífono.
3. Iniciar un proceso de escucha activa desde el primer momento, es decir,  estar atento a los sonidos del entorno y reconocer como los escucha de nuevo.
4. Incorporar en sus rutinas, actividades como oír noticias en la radio o escuchar música.
5. Prestar atención auditiva cuando tenga una conversación.
6. Practicar la escucha auditiva (pues muchas personas se acostumbrar a mirar los labios).
7. La nueva situación con el uso de mascarillas, es una oportunidad para realmente aprender a oír de nuevo.

Mi mejor consejo para quien realmente quiere restablecer la calidad de vida con sus audífonos: practicar, practicar y practicar.